miércoles, 14 de abril de 2010

Un leve mandamiento / Jorge Cadavid


El amor por la brevedad y la transparencia, la propuesta de una visión radical del instante, de una épica de lo pequeño en donde las criaturas bullen según un designio misterioso e inasible; la mirada sagrada, el contemplar lo diminuto como parte de un álgebra que obedece a lo otro, a lo distinto de lo consolidado y visible hacen parte de la búsqueda de los últimos libros de Jorge Cadavid. Palabra de la desnudez y el arrobamiento, los textos se concentran en el vacío, en la quietud y en la luz.

Guillermo Martínez González, Bogotá, 2002.

Si de alguna forma en la tierra / Jessica González Fritsche


Poemas de la razón corporal, como Hay días en que este cuerpo es más torpe y En las manos de la mujer son notables en esta entrega que conforma un todo inicial del estro inspirado de Jessica González. El tratamiento que otorga a sus trabajos denota aliento artístico en el que la niñez y la ancianidad son recíprocas respuestas de la vida, tal cual expone uno de sus versos. Las reflexiones a que obliga la existencia humana la llevan a escudriñar el alma, puesto que de ella emanan las debilidades y las fortalezas que equilibran estos poemas. El arrojo de esta autora al presentar sus trabajos, revela a quien posee un pulso lírico decisivo. Primeros pasos de riesgo con versos libres rítmicos, cortes acentuados y visos experimentales en sus estructuras.

Raúl Renán, México, 2008.

El arte del cuento: reflexiones, ejercicios, entrevistas, nuevas poéticas / Betuel Bonilla Rojas


En las sesiones de trabajo de la Red Nacional de Talleres Literarios -Renata-, en los talleres con las instituciones educativas promovidos por el Banco de la República, en los talleres con maestros y estudiantes del Concurso Nacional de Cuento RCN-MEN, en las clases regulares en la universidad (a veces), siempre aparecen las mismas preguntas: ¿Qué es un cuento? ¿Cómo se escribe uno un buen cuento? ¿Cuál sería el camino más corto y acertado para uno volverse escritor de cuentos? ¿Por qué en Colombia se publican tantas novelas y tan pocos libros de cuentos? Nada hice ni he hecho ahora para responder las preguntas iniciales. Apenas un libro sugerido, apoyado en multitud de manos amigas, una pequeña huella para que otros la sigan, un mínimo hallazgo que me parece bien compartir. Lo demás queda por cuenta de quienes desean escribir cuentos.

domingo, 29 de noviembre de 2009

El ermitaño de los lotos verdes / Guillermo Martínez González


Estas páginas sueltas, notas o reseñas, llámelas el lector como quiera, son un homenaje a ciertos libros, a ciertas lecturas.
Aunque escritas en distintas épocas y ante variados temas, persiste al idea de una literatura trascendente que transforma la realidad mediante las aproximaciones del alma. Creo que el convertir la literatura en un acto periodístico, desprovisto de un deseo de cambiar el mundo, de alumbrar sobre lo desconocido, está aniquilando una buena parte del arte contemporáneo. Conozco narradores que no sólo nunca han leído poesía, sino que la desprecian. Ignoro cómo sin ella, puedan lograr la ambigüedad, el transfondo mítico, necesarios para que un texto permanezca, potencie sus posibilidades de significado a medida que pasa el tiempo.
Siempre he admirado la brevedad, la palara que roza el silencio, de los pensadores orientales. Espero haber logrado ese milagro, la callada presencia de las cosas, en este libro, cuyo título se refiere a Li Po, uno de los grandes poetas chinos de todos los tiempos.

Consejo para la buena muerte, panorama de poetas contemporáneos del suroccidente de Colombia / Esmir Garcés, compilador


Este libro reúne una muestra significativa de la poesía que hoy en día se escribe desde el suroccidente del país. En razón a que la diferencia cronológica así lo determina, los autores convocados representan al menos dos o tres momentos generacionales en la poesía contemporánea de Colombia; mas los vínculos temáticos y estéticos, personalísimos, tienden a borrar esa frontera acaso ahora poco relevante en la configuración de las literaturas nacionales. Prima, en cualquiera de los casos, el acento singular de una búsqueda poética que ya alcanza relevancia y significado en el panorama actual de la lírica nacional y que, por ese derecho alcanzado con mérito propio, se inscriben en una tendencia renovada que los proyecta por fuera del ámbito nacional.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Mitos del Alto Magdalena / Guillermo Martínez González


Estos mitos, ahora corregidos en esta cuarta edición, son el resultado de un trabajo conjunto con el pintor Phánor Satizabal. Contienen las historias que todos escuchamos cuando niños en los campos del Huila y el Tolima. Leyendas de los antepasados que nos colmaron de sueños y espanto ante la luz de una vela o de la luna en las noches de plenilunio.

Símbolos, interpretaciones imaginarias, los mitos siempre revelan un sentido profundo de la realidad. En este caso, toda la sabiduría de los hombres del pueblo: su relación con la naturaleza, las creencias sobre los astros y el universo y sobre todo la reflexión moral: su idea sobre el mal, la culpa y el castigo.

Los orantes / Luis Alejandro Imaz


Lenguajes, culturas, geografías, lenguas, cuerpos vacíos, prisma que el poeta busca reflejar con la palabra que evoca la contracultura. Paraísos perdidos bajo la inocencia de lo primigenio. Ruptura de los límites sin temor a los preceptos de los inefables libros de los poemas que aparecen y desaparecen. No intenta el escándalo, pero lo irrisorio del mundo se halla en el discurso dislocado y atónito.

Mundo marginal de más adentro de la piel. La mujer, el hombre, Dios, el patrón, el paisaje, el ritmo, conforman un escenario donde se impone el verso independiente contra el poema total. Y en medio del caos, la solidaridad con la palabra, con un mundo secreto donde sólo el poeta puede entrar y el lector se asoma.

He aquí, en este libro, poemas inolvidables en medio del caos del tiempo, música y viajes. Como las improvisaciones de Jimmy Hendrix, la palabra va por el aire en busca de nadie, pero nos toca, lacera, avasalla. Basta un poema para afirmar que existe el poeta.